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miércoles, mayo 10, 2006

HABLEMOS DE LA EXTREMA DERECHA (4)

La pasada semana, el grupo Vocento publicó la noticia de una posible coalición electoral entre varios partidos de extrema derecha, a la que siguieron tres artículos de opinión titulados “ Hablemos de la extrema derecha (1), (2) y (3)”. En los distintos artículos se analiza dicha posibilidad y se compara la situación con lo ocurrido en Europa; por lo que me gustaría hacer algunas observaciones al respecto.

Yo creo que, por suerte, no existe en España la posibilidad de que un partido (o coalición), de marcado tinte racista o xenófobo, pueda tener respaldo suficiente y alcanzar representación parlamentaría; ya que queda mucho tiempo para que la “cristo-fobia gubernamental” pueda secar las raíces cristianas de los españoles.

Dicho esto, tendríamos que plantearnos otras posibilidades que se situarían a la derecha de un PP, encallado cada vez más en el Centro reformista y liberal; a las que siempre ha procurado poner el San Benito de “extrema derecha”; lo cual ha funcionado como antídoto para que no surja nadie que le pueda hacer sombra: algunos recordarán al PADE, escindido en su día del PP y calificado de extrema derecha, y que ya ha regresado de nuevo junto a Rajoy.

Entonces, ¿Qué es lo que posibilitaría la creación de este grupo a su derecha?: en primer lugar el que siga aumentando la bolsa de abstencionistas del PP; por su infidelidad al humanismo cristiano, y su acomplejada y ambigua defensa de la unidad constitucional de España (aborto, LTRHA, Cláusula Camps en el Estatuto de Valencia, Piqué, la intención de no retirar el estatuto de Andalucía si no cuenta con consenso y un largo etcétera). En segundo lugar estaría la aparición de un partido nuevo, democrático y nada extremista, que recoja lo que el PP pierde por la derecha, mientras el se sitúa en el centro, intentando hacerse con unos votos que le devuelvan el poder y engañándose al pensar que su derecha seguirá aguantando carros y carretas.

El PP tiene que replantearse que no puede seguir jugando a dos bandas durante mucho tiempo, tiene que posicionarse definitivamente o le ocurrirá lo inevitable; ya que el no tiene la baza de contar con otro partido con el que hacer coalición postelectoral, en otras palabras, seguir muchos años en la oposición o, lo que es peor, gobernar en minoría con las sanguijuelas nacionalistas.

Lo que está claro es que el único beneficiado de esta soledad auto-infligida, por su avaricia de poder, es el PSOE: que no necesita de ninguna “operación Mitterrand” (promocionar un Le Pen a la española) para acabar con el PP.

Es posible que el actual sistema electoral lo dificulte o retrase, pero, aviso para navegantes: IU tiene previsto presentar una propuesta de reforma de dicho sistema; el tiempo, que todo lo cura y pone a cada uno en su sitio, dirá quien tenía razón.

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