Acualmente en "atrévete a pensar con libertad"

miércoles, febrero 14, 2007

REFORMA DEL ESTATUTO DE ANDALUCÍA: ¿HAS LEÍDO LA LETRA PEQUEÑA?


El próximo día 18 de febrero los andaluces estamos llamados a refrendar, o NO, la reforma del Estatuto de Andalucía. Una reforma alumbrada por una gran parte de nuestra clase política, a pesar de carecer de demanda social. Una clase política que, aunque segura de la victoria del sí, y por si acaso, ha evitado cualquier debate serio que permita acercar el contenido de esta reforma al resto de los mortales. Por eso, hoy por hoy, la única información de que disponemos, aparte de la que podemos extraer de la lectura del susodicho estatuto (de pésima redacción por cierto), son los folletos de propaganda electoral que hemos recibido en nuestras casas.

Por ejemplo, en uno de estos el Sr. Chaves nos lo vende como el mejor de los estatutos posibles, porque garantiza y mejora todos los aspectos de la vida cotidiana de los andaluces, potencia el desarrollo económico de nuestra región y aumenta el autogobierno de Andalucía; y, por supuesto, es constitucional y baluarte de la unidad de España. En otro, el Sr. Arenas afirma que en el nuevo estatuto se reflejan los principios y convicciones de los populares, y se defiende la libertad, solidaridad e igualdad de todos los españoles, incluida la unidad de España.

Presentado así, ¿quién podría votar en contra?; y, precisamente, ahí radica el problema. Porque para poder votar libremente no solamente se necesita una papeleta y una urna, hace falta lo más importante: conocer con profundidad su contenido.

A medida que uno escarba un poco, descubre que este estatuto es inconstitucional, laicista e intervencionista, no sólo en lo económico, sino que pretende controlar aspectos de la vida social y derechos fundamentales de la persona, de la familia y de las instituciones jurídicas que los amparan. Algo muy lógico, ya que entre sus progenitores se encuentra el PSOE pero, sorprendente viniendo del PP, que aunque hace tiempo abandonó el humanismo cristiano, se sigue presentando como modelo de liberalismo. Juntos han alumbrado un estatuto que NO respeta la subsidiariedad entre las regiones españolas; que NO apuesta por la vida al abrir las puertas de la eutanasia y no aportar soluciones al grave problema del Aborto; que NO ayuda a la familia al no mencionar al matrimonio, mientras protege las uniones homosexuales y parejas de hecho; y que NO garantiza la libertad de educación al implantar el laicismo en la escuela, al impedir la libre elección de centro por los padres y al introducir la ideología de género en la escuela.

Además, el Sr. Arenas no ha tenido tiempo de explicarnos por qué el estatuto catalán es inconstitucional y este NO, a pesar de ser en muchos aspectos un calco del primero. Bueno, y mejor no preguntarle por la ilegalidad de su convocatoria, realizada por un presidente autonómico y no por el Jefe del Estado y el Gobierno nacional, como indica la Constitución.

Y no nos olvidemos de su falaz realidad nacional, todo un paso de gigante hacia la confederación de estados, tan añorada por Zapatero. Tiempo al tiempo, bastará con la pérdida de la mayoría absoluta para caer en manos del PA, un partido nacionalista que ya ha mostrado sus cartas: .

En definitiva, demasiado poder en manos de una clase política ávida de poder, incapaz de moverse si no es para alcanzar su propio interés y siempre jugando al escondite con su obligación de buscar el bien común. Un auténtico avance hacia un totalitarismo de estado, disimulado con una seudo-democracia con votaciones cada cuatro años.

Visto lo visto, yo NO tengo dudas de lo que tengo que votar el próximo día 18, espero que, tras esta revisión crítica del estatuto, ustedes tampoco. Así que, luego no se quejen si optan por quedarse en casita o se marchan a disfrutar de un maravilloso día de playa.

domingo, febrero 11, 2007

MI HIMNO, TU HIMNO, NUESTRO HIMNO.

Al poco de ganar las elecciones se hizo patente la desmemoria histórica de los miembros del partido del Gobierno. Pronto abandonaron la promesa de gobernar sin dar la espalda a la calle, adquiriendo rápidamente la capacidad de no inmutarse, sea cual sea el número de personas que salgan a la calle a protestar por determinada política gubernamental e, incluso sin ruborizarse, mantener – irracionalmente - su postura.

En la última manifestación convocada por el Foro de Ermua se pedía el fin de la negociación con ETA, sin concesiones, y su derrota desde el estado de derecho. Pero, a pesar de que los que pedían algo tan lógico superaban casi en diez veces en número de asistentes a los que participaron en la manifestación de apoyo al Gobierno, lo único que ha transcendido, o se ha querido que transcienda para desviar la atención, es el ficticio conflicto surgido por la terminación del acto con los acordes del himno nacional español.

Basta con ver los amores que muestran continuamente por la segunda república, tanto de palabra como por acción, algunos miembros del partido del gobierno, con nuestro presidente a la cabeza, para entender que se sientan más arropados con la bandera preconstitucional de banda morada y más a gusto con los sones del himno de riego. Pero, de ahí a que,
Diego López Garrido catalogara como insólito, sectario y partidista el uso de un símbolo que es de todos los españoles, es pasarse tres pueblos.

Es muy curioso ver como, cuando les interesa, rebosan patriotismo constitucional los que han permitido que salga adelante, en Cataluña, un estatuto inconstitucional, en su contendido y en su convocatoria; o no hacen nada para reponer la bandera española, la de todos, en los ayuntamientos donde los nacionalistas las han retirado. En fin, ver para creer.

Si a nuestros hijos, en vez de enseñarles una visión inconexa e incompleta de las regiones de España en el colegio, cuando no el odio a su nación, se les educara en el amor a la Patria y a sus símbolos desde la infancia, promoviendo campañas de difusión de la idea de España y de las raíces de nuestra identidad nacional, otro gallo nos cantaría. Porque, en realidad, el problema de España no es el terrorismo, sino el nacionalismo; ETA es sólo la consecuencia de dicho problema.