Acualmente en "atrévete a pensar con libertad"

lunes, enero 16, 2006

LEONOR DE TODOS LOS SANTOS



En una sociedad neo-paganizada como la española, en la que se transforman las ceremonias religiosas en meros actos sociales, igual vemos a no creyentes que se casan por la Iglesia para tener un mejor recuerdo que el dejado por un Juzgado, o a padres que retrasan el bautismo de sus hijos hasta que pueden celebrarlo mejor que tal o cual pariente.

Por esta razón sentí una gran alegría al ver como los Príncipes de Asturias, padres responsables que han asumido su obligación de formar cristianamente a sus hijos, no retrasaban el bautismo de su hija Leonor de Todos los Santos.

También participo de la gran alegría de unos abuelos, que no lo están por ver garantizada la sucesión al trono (que dentro de la familia cuenta con suficientes aspirantes); sino por ver como un hijo, felizmente casado, les da una nueva alegría en su vejez: otra nieta.

Leonor es una niña afortunada, no por encabezar la lista de aspirantes al trono, sino por no ser uno de los 85.000 seres humanos que, el año pasado en España, fueron privados del derecho fundamental a la vida. Y puede empezar a dar gracias a Dios por tener unos padres que consideran a los hijos el fruto de su amor.

Además creo acertado que le pusieran “de Todos los Santos”; pues el santo del que tomamos el nombre, para nuestros hijos, será su protector el resto de su vida mortal; y esta niña, si alguien no lo remedia, va a necesitar mucha ayuda, ya que a este paso no llegará a ser ni “Reina de Asturias”.

Espero que ese ZP, extremadamente sonriente, que nos mostraron los noticiarios durante el bautizo, no se estuviera frotando las manos ante la posibilidad de colarnos la reforma de la constitución (si falla el intento – inconstitucional - de hacerlo mediante leyes orgánicas) junto a la modificación de la ley sucesoria.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo entiendo con todos los respetos, que segun parece; religión y politica, casi siempre es la misma cosa.
La verdad es algo muy distinto, porque significa compromiso y cumplimiento sin intereses de ganancias desonestas; lo cual no sucede en las religiones ni en la politica.
Porque politicos y religiosos se unen, para sacar ganancia de los subditos y de los fieles, por las buenas o por las malas sin muchos miramientos.
aun se pueden decir muchas cosas, pero creo que es suficiente.

Alberto Tarifa Valentín-Gamazo dijo...

El usuario anónimo no sólo dijo suficiente, sino que dijo demasiado: vaya empanada mental. Religión y política son dos cosas distintas; pero las dos deben conducir, cooperando, a lo mismo, el bien de las personas, aportando cada una lo que le es propio en leal colaboración.
En esto, con los fallos propios de los hombres, la Religión ha cumplido, cumple y cumplirá siempre su parte, porque tiene la ayuda de Dios; la política, en cambio, en la medida en que prescinde de Dios, más bien estorba.

Anónimo dijo...

Efectivamente religión y política son dos cosas distintas. Cada una de las dos pretende mejorar al hombre por distintos caminos. La política para mejorar las condiciones de vida (teóricamente). La religión para unirnos a lo que unos llaman Dios y otros espíritus de la selva, de la llanura, del río o el Tengri eterno que adoraba Gengis Khan etc.
Todo esto nos lleva a que el ser humano tiene que inventarse algo, o depender de una tradición que por supuesto alguna vez empezó a cuajar de los temores de los hombres a la naturaleza, y a los fenómenos no conocidos en su origen.
Ontológicamente hay un poder que supera nuestros alcances espirituales y mentales, y que solo hay que mirar desde una mariposa que sale de un gusano, o de una ballena que surca los mares según quien sabe que impulsos y medios usa. Y si se quiere, mirar al cielo.
El establecimiento del contacto con ese poder desconocido, pero imponente, es la religión. Es tratar por parte del hombre de establecer unos baremos de relación con el Creador.
El cristianismo auténtico se basa en lo que se llama Revelación, porque que es el mayor (Dios) el que instruye al menor, y el Creador trasciende todas nuestras elucubraciones. Por tanto lo que podemos saber de cierto en los misterios tiene que ser revelado por el que sabe, y no por el que supone.
Como cristiano, creo en la revelación y me parece bien toda clase de adoración, que no es otra cosa que el reconocimiento de una trascendencia mayor, a la que rendimos obediencia, por que sus normas son benéficas para la estructuración del hombre social, o la sociedad humana,(como queramos).
Otra cosa y eso es para profundizar es el establecimiento de las religiones a partir de una persona como la religión cristiana arranca de Cristo y más antiguamente aun de las revelaciones e historia del pueblo judío.