Acualmente en "atrévete a pensar con libertad"

martes, julio 08, 2008

EUROPA SÍ, PERO NO ASÍ.


El pasado día 26 de Junio, España se jugaba su futuro en Europa, además de en el campo de fútbol, en la carrera de San Jerónimo. Entre tanta alegría y fiesta por la goleada a Rusia, que nos permitía tras 44 años soñar con ganar la Eurocopa, pasó inadvertida la ratificación del Tratado de Lisboa por el Congreso de los Diputados.

Es curiosa la prisa con que socialistas y populares han encontrado el consenso necesario para ratificar dicho Tratado, copia en un 90% de la Constitución Europea rechazada por franceses y holandeses, a pesar del NO irlandés del 12 de Junio y de la negativa de los presidentes de Polonia y República Checa a ratificar el tratado, mientras Irlanda no lo apruebe.

Aunque en su día, socialistas y populares, apostaron por el a la Constitución Europea, no tiene sentido aprobar un Tratado que, para entrar en vigor, ha de ser ratificado por todos los países miembros de la UE y que ya cuenta con el rechazo de uno de ellos.

Por otro lado, y por miedo a nuevos rechazos, el sistema elegido por la mayoría de los miembros comunitarios es la ratificación por sus parlamentos, con la única finalidad de aprobar sin oposición un tratado impuesto por la casta política europea; una casta, formada por un conjunto de burócratas, que han privado a los ciudadanos europeos de su derecho a participar en la redacción de este tratado (no hemos votado una cámara constituyente), y a los que han despojado de su soberanía al no someterlo a referéndum.

En cuanto a su contenido, socialistas y populares, los unos desde su laicismo anticristiano y los otros desde su neoliberalismo agnóstico,
nos han colado unos cuantos goles en propia puerta: la traición al pasado cristiano de Europa, la imposición del relativismo, la desprotección de la vida humana (aborto, clonación, eutanasia...), la discriminación (positiva) por orientación sexual, el minar los conceptos de matrimonio y de la familia, el imponer la educación laica, la pérdida de la soberanía...

Ante una situación como ésta, de indignación e impotencia, se corre el riesgo de caer en la tentación de tirar la toalla, desentendernos y pasarnos a las filas de la indiferencia y la abstención; postura que solamente beneficia a este nuevo despotismo ilustrado, fiel a ese todo para el pueblo, pero sin el pueblo, que nos mal gobierna.

La única manera de frenar la construcción de una Europa a espaldas de los ciudadanos es votar, en las próximas elecciones europeas, a quien de verdad defienda los intereses de España y los españoles en el Parlamento Europeo.

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